¿Qué sentido tiene juzgar, si cada quien tiene sus razones para ser como es y actúa según el sistema de referencia que construye a lo largo de su vida?
Desde que nacemos y empezamos a percibir el mundo a través de los órganos de los sentidos, nuestro cerebro empieza a almacenar información, a procesarla y a interiorizarla. Empezamos a crear de manera progresiva nuestro propio sistema de referencia, nuestro filtro con el cual comprendemos y respondemos al mundo.
Mientras que para un niño en la India las vacas son animales sagrados a los cuales se respeta y adora, para un niño de un país latino, las vacas son una fuente de alimentación. Mientras que para una mujer de Emiratos Árabes es normal salir a la calle cubriendo su cuerpo y su rostro con un vestido negro, para una mujer latina, es normal salir a la calle luciendo su cabello y vistiendo de tal manera que se resalte su figura. En la misma familia, mientras que un hermano se siente tranquilo de ir al odontólogo, para el otro la visita al odontólogo puede ser un verdadero viacrucis, debido a una mala experiencia pasada.
Cada uno de nosotros construye su propio sistema de referencia basado en las relaciones que tenemos con las personas con quienes crecemos y convivimos; lo construimos en nuestras vivencias, en la interacción con el medio que nos rodea y en el contacto con la naturaleza. Guiados por ese sistema de referencia, comprendemos el mundo, diferenciamos lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, estructuramos nuestro carácter, sentimos, decidimos y dirigimos nuestra vida.
Es por eso que debemos entender, que cada persona tiene sus razones para ser como es y para hacer lo que hace.
¿Qué sentido tiene entonces juzgar, si cada quien tiene sus razones y actúa según su propio filtro, su propio modelo, su sistema de referencia personal?
¿Qué sentido tiene pretender que otros piensen y actúen cómo nosotros, si cada uno de nosotros tiene sentimientos y vivencias diferentes?
Juzgamos dependiendo del modelo de referencia que construimos para nosotros y que es parcializado, por lo tanto, no deberíamos aplicarlo a otras personas. Es posible dejar de juzgar, si entendemos más.
El no juzgar es una práctica de ZhiNeng QiGong, respetémoslo todo, sin juzgar nada. Los invitamos a que aprendan y practiquen ZhiNeng QiGong, conozcan nuestros próximos eventos haciendo click en el siguiente enlace: http://www.sabiduriaesencial.org/eventos/
Cuando practicas el no juzgar, vives mas tranquilo, más alegre, más enfocado en ti mismo y aprovechas mejor tu potencial.
¡No juzguemos, entendamos!
Hùn Yuán Líng Tōng
混元灵通
Sabiduría Esencial